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No lo vamos a negar. La historia, cultura, tradiciones, familia, incluso nuestro arte, son constantes para formar la identidad de las personas que conformamos nuestra nación. Y en concreto, para la gran mayoría, la cultura cristina es la mayor influencia cuando hablamos de muerte. Nuestro carácter mediterráneo, lógicamente conformado por las diversas culturas que por aquí han pasado han ido formando nuestra percepción sobre la vida y la muerte. Y aunque podría caber pensar que esta cultura católica pudiera haber generado una visión menos dramática de la muerte, la verdad es que la diversidad cultural, de la que podemos hacer gala, nos ha formado una visión más drástica y funesta.